jueves, 15 de mayo de 2014

Meretriz

Poseída por el mal recuerdo de su primer amor
buscó incansable en el mercado un fruto que no halló:
un romance intenso que le devolviera el desenfreno,
una caricia insinuante que la desbordara de nuevo.
Voló así su juventud, ausente toda ella de pasión;
se hizo anciana sin haber superado los treinta años,
las arrugas de su corazón, nunca nadie las quitó
y murió así de pena, la meretriz de mi vacía razón.


NFCA/14 mayo 2014

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