sábado, 9 de julio de 2022

REMEDIO FORZOSO

 No llores más amor mío, por fin el dolor se irá.  Sí.  Aunque no lo creas, ese extraño ser de ojos perdidos, rostro cruel y ofensivo, piel áspera y punzantes dedos, dejará de torturarte.  Las noches largas y de cansado insomnio en que con su chillido venía desprevenidamente sólo para molestarte, culminan hoy, dejando píamente en tu expresión, junto a tu evidente deterioro, el más áspero rasgo de demacración: no lo verás, por lo menos no con la repulsión que lo puedo ver en este momento.

 

Recuerda mi vida aquél solemne episodio de tu vida, en que en ti se forjaba la más cruel tragedia que artista alguno haya podido representar: muertos tus padres en horrendo accidente, muestran las llamas en tu bello hogar, todo el poder de incineración -aun de los sueños-, con que son capaces de actuar.  Engendras un bastardo que habría de crecer cual sedentaria planta, marchita y sin poderse mover; pierdes, consumida por la gangrena, una de tus piernas, que antes esbelta y bien torneada causaba admiración y como si no fuera suficiente el cúmulo de tragedias, pierdes también lo que te quedaba de razón.

 

Dime querida, a ¿qué crees que se deba tan triste historia, cual es tu vida en este ingrato mundo de desolación?, ¿acaso el destino te usó inapropiadamente como “conejillo de indias” para mostrar cuánto mal puede a un noble ser realizar?

 

Mi bien amado, hoy al mundo sólo inspiras el agrio sentimiento de la lástima.  Tu vida, no ha sido doncella, la que un corriente mortal es capaz de soportar.  No.  Te ha tocado conocer la muerte, sin haber tu alma abandonado tu degradado cuerpo; y todo ¿para qué?, si tu exilio enfermizo en el cuarto más oculto de la casa sólo ha servido para hacerme comprender que la vida de una persona como tú, no vale nada.  Tu agonía es la culpable de que en mí se despierten sentimientos de repugnancia y odio hacia lo que alguna vez me causó placer.  Lo que de ti queda que aún es perceptible, pero que atormenta día a día más mi conciencia, es ese agudo y persistente lamento que nace, no de tu indolente corazón, sino de tu profunda herida expuesta hacia mí.

 

Quiero que al proceder como ordena mi sentido de compasión, no creas que te odio, sino que comprendas que, si bien no te doy la felicidad, te facilito el hecho de alcanzar el reconfortante descanso, que sé, siempre has anhelado.  Es difícil para mí hacer esto, aunque me alienta el deseo de verte descansar y descansar yo mismo; por eso ahora, -de igual manera como procedí con el bastardo-, cierro mis ojos, elevo una plegaria al cielo, y la última sentencia que escuchas, mientras traspaso como un experimentado verdugo, -se siente siempre bastante extraño-, tu corazón, es: “Muere despojo de mujer y deja ya de lamentarte, tu remedio finalmente ha llegado”. Breve gemido. Silencio. Descanso. 

URBANOS DESVELOS (Relatos de un noctámbulo)

 © Nelson Fernando Celis Ángel – Registro 10-850-219   ISBN: 978-958-48-8911-9

 Bogotá, Colombia, 2020

viernes, 8 de julio de 2022

DELIRIO DE UN DESAHUCIADO

 

Sé que es ella, porque al igual que la primera vez, viene acompañada de ese frío negro que se desprende con su aliento; no ha sido precavida, pues en la lúgubre noche ha dejado nuevamente la huella de sus pasos lentos, tormentosos y fatales.  El silencio la ha delatado y en ese existir violento se ha marcado, cual nostalgia en un moribundo, la áspera sensación de la venganza.

 

¿Cómo evitar sus largos dedos prolongados en encorvadas y terrosas uñas, si cada corto paso en el avanzar de nuestras vidas, nos aproxima al abismo donde ella habita?  Por segunda vez siento cerca su horrorosa boca, esperando cual buitre arrancar trozo a trozo, migaja a migaja los tejidos de mi alma.  No puedo pronunciar palabra sin sentir cómo el cálido aire que se desprende de mi garganta hiere su piel fría y putrefacta, causando un maloliente aroma que con gusto emana.

 

Ella ocasiona en mí una tenebrosa conmoción; mi cuerpo se expande, tratando de desprenderse hasta la más ínfima molécula, queriendo huir del dolor letal.  Las cicatrices que ha dejado en mi ser me hacen comprender que, aunque poseo una gran fuerza de voluntad, no seré capaz de resistir un nuevo ataque proveniente de su odiosa maldad.

 

Pasa el tiempo, sin que logre yo comprender la naturaleza de su crueldad y el origen de su oscura y desagradable presencia: ¿cómo penetrar en el túnel del pasado eónico, sin haber hallado la extraña puerta que abre camino hacia él?  Mis esfuerzos por vencerla son como la débil aguja que anhela penetrar el acero de una blindada estructura y se hacen más pequeños que el trozo de iceberg que por desdicha ha caído en el caldero alimentado por una llama eterna.  La condena que sobre mí pesa, presiona mi alma como una cadena que, girando en torno a un cuello, es halada por cada extremo, impidiendo el paso del aire a los pulmones e incrustando eslabón tras eslabón en la garganta.

 

La última gota de mi vida se evapora en este instante, secándose así por completo el pozo que durante años dio de beber a quien a él acudía, la más pura y dulce agua que jamás boca alguna haya saboreado.  La fuente cristalina aún existe; aunque su caudal se haya en su recorrido contaminado, seguirá pues, alimentando otros pozos que, llegado como a mí su momento, serán por la muerte visitados.


URBANOS DESVELOS (Relatos de un noctámbulo)

 © Nelson Fernando Celis Ángel – Registro 10-850-219   ISBN: 978-958-48-8911-9

 Bogotá, Colombia, 2020


lunes, 1 de febrero de 2021

URBANOS DESVELOS

 Te invito a adquirir mi libro de cuentos "URBANOS DESVELOS. RELATOS DE UN NOCTÁMBULO" en https://www.autoreseditores.com/libro/17374/nelson-fernando-celis-angel/urbanos-desvelos.html



jueves, 13 de febrero de 2020

¿Qué es lo más bonito que recuerdas de mí?

Posibilidad o verdad fáctica: la muerte llega sin informar, no conviene a su quehacer anticipar los motivos ni las estratagemas, sólo arriba como quien tiene pleno derecho y como un suspiro en medio de la nada, se esfuma acentuando el vacío...

Quiero ganarle de mano -o pretender en mi imaginarium que lo hago-, que no me tome por sorpresa, sin haber calculado los gastos del viaje (aunque por sorpresa me tomará, sé que mi capacidad de asombro se hallará menguada), que no se presente mientras escribo en la brevedad de estas agónicas palabras, pues quiero primero indicar, que no se llevará mucho: si acaso fui alguna vez (¡que alguien por favor valide esta apreciación!), ¿qué queda de lo que fui?, ¿cuánto podrá tomar la parca?  No se llevará mucho, pues lo vivido se ha ido, quedan sólo vagas remembranzas, los proyectos no realizados ya son sombras en mis anhelos y la magia de mi vida, la he legado a quienes supieron apreciarla.

Me ire como la noche: en un resplandor que borrará del recuerdo de los presentes toda oscura semblanza.  No seré más, insisto, si es que lo fui alguna vez.  Así como no portaré conmigo más que la nada, ausencia será el botín del rapto que propiciará la muerte amiga.  Como el primer calor del día que reconforta tras una noche helada, reposará en la memoria de los que pudieran apreciarme un destello de mi presencia, poco ha poco disipada y el nuevo día en su esplendor consolará su alma.

Gratitud a los que guarden de mí bellos recuerdos: ¡que encuentren por lo menos el vestigio memorial de una sonrisa, una palabra acertada, una mirada tierna o aunque sólo sea una sincera muestra de que su corazón contra el mío no alberga de resentimiento o desprecio ninguna traza.

Me abandono, incluso sin quererlo, en los brazos de la desesperanza, que la muerte no haga cruenta su labor sobre mi alma y que el silencio me permita callar a gritos también la inconformidad con la vida en cuanto me dejó vacíos y en ocasiones me condujo hacia insólitas trampas.  Sea la vida de los que me sobreviven mejor que mi puñado de acciones y experiencias desde la frontera de mis resistencias, desde la angustia existencial y la perenne melancolía que a cada paso me acompaña.

Sea mi ¡adiós! un saludo en el que se refugien los que como yo, dedican su vida a desproveerse de las arandelas de la vacuidad expresada en sórdidas palabras. Finiquito mi crepitar. Amo.

Nelson Fernando Celis Ángel (1978-2020)

lunes, 23 de abril de 2018

Obituariando

Quizá para este día ya haya muerto,
dejo en mis palabras un lacónico testamento:
todo lo que tuve fue sólo el verbo
y hoy lo libero a quien quiera poseerlo.

Quizá para este día ya haya muerto,
pero habré hecho de la vida inútil mi proclama,
de los sueños perdidos un ejemplo,
de la incertidumbre mi consuelo.

Aunque poco importará, pues 
quizá para este día ya haya muerto.

jueves, 17 de noviembre de 2016

RETRATO A UNA TINTA DE UN GENTIL PROFESOR

 Por: Nelson Celis

 

Amanece en el suroriente de Bogotá y el maestro de narrativas fantásticas, tras prepararse para la misión del día, bebé su café, -como en un ritual-, con lento disfrute, pero a sorbos largos, conservando en la lengua el gustillo dolceamaro, evocador de ancestrales saberes y profundos sabores.  Puesto en marcha, encuentra en el camino a uno de sus pupilos acompañado de su padre, quien sin recato le grita “corra profe, que va como tarde”: a él esto no le inquieta, antes bien, encuentra en estas palabras una motivación para elevar el rostro, henchirse de orgullo y atravesar la puerta principal del colegio, sabiendo que la suya no es una tarea sencilla, es la mediación para que se dé el poderoso encuentro, entre un universo por ser descubierto y el investigador aventurero que despierta en cada estudiante. 

 

Cada jornada una experiencia de intercambio y construcción de nuevos saberes, un enfrentarse a la realidad de niños, niñas y jóvenes ávidos de nuevos relatos, comprometidos con su historia y a veces tan golpeados por ella; sin embargo, para el maestro-artista, cada día tan diferente, cada situación vivida en el colegio, le presentan la oportunidad de reescribirse, de decantar sus conceptos, de hacerse palabra misma para ser pronunciada.  Llega la tarde, y en el regreso a casa, le acompañan la fatiga, los nuevos retos para ser reflexionados y asumidos y el sabor del café de la tarde, que invitándolo a descansar, le presagia que, con lo avanzado en la jornada, la siguiente será aún más pesada, pues cuanto más se entrega, más se compromete con las trasformaciones que obra, más se hacen necesarias su presencia y su “magia” en la nueva generación de seres íntegros que está “labrando”.  Duerme poco, pero duerme satisfecho y lleno de ganas de beber de nuevo el café de la mañana.

 

Esta escena se asemeja a tantas otras, que durante más de una década ha protagonizado, el maestro de esta historia, nuestro maestro-cuentero, maestro-cantante, maestro-actor y comediante, maestro de sueños, de prosa profunda y de versos fundantes, maestro de vida, maestro-gurú, maestro-maestro, maestro apasionado y apasionante… Maestro que compartió su proyecto de vida, su vocación, su caminar con el Colegio Integral Avancemos, donde él mismo fue estudiante, sin esperar nada más que ver crecer a sus amados discípulos.

 

En la familia Avancemos creció como ser integral y configuró sus vocaciones; allí se enamoró de la ancestral práctica de compartir saberes y se entregó en ello, especialmente en la educación que incluye, que respeta la diferencia, que acoge, que se hace transformadora y significativa para el estudiante.  Avancemos lo acompañó en su caminar académico y celebró sus logros y, ahora, cuando su horizonte se ha ampliado y su camino lo ha llevado a “compartirse” y ser maestro en otros escenarios, recordándolo, el Alma Mater le rinde homenaje por su aporte y con gratitud lo recuerda, buscando mantener su legado.

 

El Maestro de ojos brillantes, plenos siempre de emoción, de sonrisa sincera y palabras cargadas de convicción, que rechazaba el escritorio de la oficina para correr al aula a encontrarse con sus contertulios y construir entrambos sueños posibles, el profe Juan Carlos Duque Osorio, ocupa en la historia de la familia Avancemos, un lugar con tanto esfuerzo logrado, que lo consagra como patrimonio humano de nuestra amada institución: a él infinitas gracias, a él nuestro reconocimiento y nuestros mejores y sinceros deseos para su nueva ocupación.

viernes, 8 de julio de 2016

SORPRENDENTE

Me sorprende el mundo que me circunda, 
con los rostros de esperanza y sueños guardados 
que se niegan a ser sepultados 
bajo las realidades causadas por los dominadores, 
quienes sabiendo que somos del poder los legítimos acreedores, 
como pueblo nos humillan y nos pretenden hacen creer 
que nuestro destino es ser por siempre subyugados.
Me sorprende el mundo que me circunda,
pero no el grito que desde nosotros ya estalla
y al que temen los que el poder mal detentan
pues saben que con nuestra constante resistencia
muy pronto serán definitivamente derrocados:
sea pues pa' ustedes, entonces, la sorpresa.

(Nelson Fernando Celis Ángel, 2016)

miércoles, 9 de marzo de 2016

Unos chocolates

Cansado de una larga jornada y tras una hora de viaje en bus, ingresé a casa con la esperanza de poder retirarme los zapatos y reposar mi cuerpo.  Dispuesto ya al descanso recordé que debía comprar algo en el supermercado y que tal tarea no podía esperar al día siguiente.  Como de mala gana vestí la chaqueta y salí a realizar la última actividad fatigosa del día.  El supermercado se encuentra a 555 metros, es decir, que ir y volver implica recorrer una distancia de 1110 metros, con la fatiga a cuestas y una temperatura de 14°C con ligeras precipitaciones, emprendí la marcha.
Tras realizar, la compra, la cajera, familiar del propietario del negocio, me miró con una sonrisa de complicidad, me entregó la factura y sobre ella un par de chocolates.  Sentí por un momento que tal detalle dulce cambiaba por completo mi jornada y sólo entendí el porqué al volver el rostro y ver la hermosa figura de Laura, una chica de unos 16 años, hija de la cajera y estudiante de media vocacional en el colegio donde fui maestro en otro tiempo.
¡Quién imaginaría que un par de chocolates que se compran con menos de mil pesos colombianos (1/4 de dolar), podría cambiar el acumulado de toda una jornada!  ¿Los chocolates? o la sonrisa bella y la tierna mirada que me regaló Laura, combinada con el gesto amable de "endulzar" mi alma.  En fin, mi rostro cambió, y desde las 19.30 (hora aproximada en que ocurrió aquello) hasta ahora (21:25), me acompaña una sonrisa de placer, junto al sabor del chocolate derretido en mi paladar, invitándome a disfrutar un poco de la ambrosía de las pequeñas cosas con que está adornada mi vida.

lunes, 15 de junio de 2015

SOY PADRE

Soy padre, papá, papi;
quizá inicialmente no fue ese mi deseo, quizá no en el momento que sucedió, pero lo asumí con coraje, sabiendo que era mi reto, y no podía delegarlo a otra persona: fui yo a quien la vida escogió para cuidar, criar, educar, amar y disfrutar a mi hijo y nunca he creído que esté suficientemente preparado para hacerlo del modo mejor, sencillamente lo hago, con lo que soy y con lo que tengo, buscando no equivocarme, consciente de mis falencias y de lo difícil que puede resultar el ser responsable de otra vida, mi anhelo es lograr que mi hijo sea mejor que yo: más humano, mejor ciudadano y a la postre, algún día, también un mejor padre de lo que fui yo para él.

Cuando lo vi por primera vez, supe cuán perfecta es la naturaleza, que reúne en una criatura frágil y pequeña toda la hermosura del universo junto a los rasgos –adquiridos por razones genéticas o por amorosa imitación-, de quienes le garantizarán un sano crecimiento:
¡Cuánto poder se nos confía a los padres! Si fuéramos suficientemente conscientes de ello, no lo desperdiciaríamos en malos tratos, gritería paranoica y órdenes absurdas, consagraríamos cada segundo compartido con nuestro hijo, a amarlo, a adiestrarlo para la vida, a escuchar su corazón emocionado junto a sus palabras tiernas, no perderíamos de vista sus pequeños y grandes logros, ni la magia que emana de su sonrisa.

Hoy me alegro por haber descubierto que todo cuanto hago por él, sólo tiene sentido si lo disfruta, si lo hace más feliz, si con ello me percibe más cercano, más papá.
No hay pérdida en el ser padre, no hay fatiga que no valga la pena por un hijo, no importa si con sus “hazañas” desbarata el perfecto orden de mi limitada mente de adulto, pues cada inesperado incidente que ocasiona, puede ser la semilla de su poderosa capacidad de creación, o por lo menos la manifestación de que está vivo y enfrenta con arrojo el mundo.

Hoy me siento parte activa del cosmos, y del plan divino por renovar el orbe y hacerlo más adecuado para las generaciones venideras; mi tarea es legar lo mejor de mí a mi hijo, siendo responsable de mi propio camino de perfeccionamiento, para que mi aporte a la humanidad sea vivir como un ser pleno de gozo, gestor de paz y reconciliación, promotor de equidad y justicia y lograr que mi hijo también lo sea.  Y que las tiernas manitas que un día se aferraron a mí, delicadas y suaves, sigan abrazándome con devoción y “abrasando” al mundo con infinito y poderoso AMOR.

Nelson Fernando Celis Ángel
Bogotá, 15 de junio de 2015

domingo, 19 de abril de 2015

COROLARIO

Puede ser que mi vida se extinga y el aliento de mi ser se funda con la atmósfera; quizá no fui cambio ni transformación, quizá no haya aportado ningún logro al mundo, ni mi pensamiento haya tenido eco, pero estoy seguro que viví cuanto pude, que busqué ser coherente en un mundo gobernado por la mentira y que cuanto dije e hice - que no lesionó a otros -, es válido como pretexto para sentirme hoy liberado.

Soy insignificancia y olvido, como palabra escrita en la arena: mis sueños mueren conmigo, pero mi memoria se conserva en el corazón de quienes me aman.
Si nada de lo que hice tuvo sentido, la muerte resignifica mi historia.

Si parto, en realidad es porque ha terminado mi camino, no hay nada más allá cuando lo que se espera ya se ha dado en el itinerario de los deseos cumplidos.
Siempre faltará algo, siempre estará incompleto el relato, ¿qué cambia si hoy y no mañana?

Y así me declaro “palabra pronunciada” (quizá un pobre corolario).

lunes, 9 de marzo de 2015

Algo viejito sobre el Concilio...

Publico un texto que preparé en 2006 para un coloquio y posterior publicación y que finalmente no fue presentado por censura de la Facultad de Teología de la Universidad San Buenaventura (Bogotá)

CUATRO DÉCADAS DE ANHELOS INSATISFECHOS A PESAR DE UN RIMBOMBANTE CONCILIO Y AL FINAL SÓLO LENNON[1]
Por Nelson Fernando Celis Ángel[2]

Después de un concilio ecuménico, es raro que no venga una crisis.
Cardenal John Henry Newman
(Carta de 1870)

Ayer (Yesterday)[3]

Pretender una acertada reflexión sobre un acontecimiento que, por su misma naturaleza e importancia para buena parte de la humanidad, se ha presentado de antemano como histórico, pero que en la actualidad se valora por diversos sectores como revestido de modo sombrío por un matiz de desencanto, deviene en un ejercicio insólito, máxime cuando en paralelo a sus efectos, es posible narrar una historia que lo supera en cadencia e impacto.  Es así, éste, mi pequeño aporte al Tercer Coloquio Interno de la Facultad de Teología: un sencillo ejercicio deconstructivo de algunos imaginarios que el Concilio Vaticano II ha suscitado, refiriendo con prioridad aspectos históricos que, muy a pesar del Concilio, gozaron de una “libre ausencia” del espíritu de sus proféticos postulados. 

Justa sería, en un ambiente universitario como el nuestro, la crítica reaccionaria hacia una presentación como la mía: desnuda de afectos y ortodoxia, fría como la realidad que describe, mas sensata como sólo un espíritu libre puede concebirla.  Sin más, sea de éste y no de otro modo, como quiera que a su vez, se hace necesaria.

¡Ayuda! (Help!). Del anacrónico aggiornamento

“Quiera el Cielo que vuestras fatigas y vuestro trabajo, hacia el cual se vuelven no sólo los ojos de todos los pueblos, sino también las esperanzas del mundo entero, cumplan abundantemente las comunes aspiraciones”, fue el deseo del papa Juan XXIII, manifiesto en su discurso de apertura del Concilio (11 octubre 1962); hoy, un poco más de cuarenta años después, este deseo insatisfecho conlleva una reflexión que, aunada a la de los humanistas contemporáneos, refiere sendos cuestionamientos al papel transformador de la Iglesia tras su llamado aggiornamento

La humanidad, que ya para mediados del siglo XX había sido afectada por una ola de cambios y vicisitudes que en su proporción parecía superar la de cualquier otra época, asiste en su caminar hacia el nuevo siglo y el nuevo milenio, a un redespertar del interés unánime por transformar el mundo; dos guerras y una profunda crisis político-económica global, parecen ser el aliciente.   El interés de los focos de poder, es actualizarse en su discurso ideológico, fortalecerse en su estructura, ampliar sus dominios y recobrar la escasa credibilidad de otrora, que les permita presentarse como fuente de seguridades y depósito de renovadas esperanzas.  En gran medida, es el enmascaramiento de incertidumbres lo que lleva al mundo a la fantasía de la renovación.  La Iglesia – necesaria o ingenuamente -, no es ajena a tales influjos.

Independientemente del trasfondo histórico y teológico en el que se ven inmersos la preparación y el desarrollo del Concilio, su carácter de aggiornamento se sigue, más que de un amplio interés por actualizar la Iglesia – lo cual a todas luces habría de ser una necesidad permanente -, del desconcierto de unos cuantos visionarios como el “Papa Bueno”, por la inmutabilidad con la cual ésta se había mantenido durante los últimos siglos frente al vertiginoso curso que tomaba la humanidad en su historia.  La extemporaneidad del aggiornamento no implica  la inutilidad de éste, antes bien, aun su retraso histórico deviene oportunidad única para un nuevo amanecer en la Iglesia; sin embargo, las consecuencias de tantos siglos de vacuidades no se remedian con paliativos, máxime, si en cuanto a estos atañe, no hay verdadero consenso.

Noche de un duro día (A hard day’s night). Un mundo en paralelo, The Beatles o la historia que no vislumbró el Concilio

“Somos más populares que Jesucristo”, proclamaba el Beatle John Lennon en una entrevista concedida a un periódico londinense en marzo de 1966: acierto o desatino proveniente de un joven que con tan sólo 25 años resumía en sí, lo que habría de ser el prototipo de una generación nacida de la desideologización y desencantamiento del mundo, así como del repudio a toda forma de conflicto bélico; generación moldeadora de una nueva cultura “religiosa” no confesional, cultura de la vida sencilla y pobre, cultura del naturismo, cultura de la contestación, cultura de la no-violencia y de la opción por los pobres.  Un Concilio acababa de celebrarse, y su aliento aún no llegaba a los jóvenes de la época, su discurso seguía sin decir nada a la generación que podría haberlo hecho vida entre la humanidad.  La resaca de la Segunda Guerra Mundial resultaba más fuerte que cualquier promesa conciliar.

Los años posteriores al Concilio gozaron de toda suerte de acontecimientos enmarcados en el reordenamiento social del mundo: Fidel Castro gobernaba Cuba como una verdadera y concreta promesa de liberación; Italia y Alemania mostraban ante las demás naciones su “milagro económico”; las guerrillas en América Latina, gozaban de más fieles y concedían mayores gracias que muchas iglesias; las canciones de los Beatles en el Reino Unido, parte de Europa y América, eran mejor aprendidas y cantadas que los himnos eclesiales y aun nacionales y, Camilo Torres “el cura guerrillero” se hacía mártir en el ’66 de todo un pueblo oprimido, pobre e ignorado. 

El mundo sufría revoluciones y veía caer decenas de estudiantes víctimas de las balas de las fuerzas estatales del orden; el “opio del pueblo”, la religión, es reemplazada por el LSD y la marihuana; los velos y las faldas largas pierden tela convirtiéndose en balacas y minifaldas y el sexo libre es la representación de una nueva cosmovisión más psicodélica y menos cultual.  Es el doloroso aggiornamento que con o sin Concilio igual se hubiera entretejido.

Todo lo que necesitas es amor (All you need is love).  Dos aciertos, algunos desatinos

Ciertamente el Concilio Vaticano II, trajo para la Iglesia una suerte de novedades que no podrían pasar desapercibidas y que comprometerían no sólo a la jerarquía eclesial y a los teólogos, sino a todo el “pueblo de Dios”, en una empresa de renovación desde dentro que dejara su huella en el mundo, llevándolo a la comunión con su Creador.  Sin embargo, refiero con prioridad sólo dos aspectos que Ignacio Martín-Baró enuncia en su Psicología de la liberación[4] y que, a mi parecer, merecen ser aquí presentados. 

De una parte, es de destacar que la Iglesia deja de referirse a sí misma desde el punto de vista de la autoridad jerárquica para concebirse primordialmente como un pueblo: “el pueblo de Dios”.   De otra, se supera por fin la dualidad entre lo sagrado y lo profano, que hacía de la historia sagrada un proceso paralelo a la historia humana, se unifica así la historia, en la que la Iglesia asumiría su tarea como “sacramento de salvación”. 

Obviamente, los dos avances aquí resaltados tuvieron gran impacto en el mundo católico, al propender por una mayor participación responsable en el quehacer eclesial y, por la asunción  de las realidades sociales existentes como producto humano y no como designio divino.  Este es un giro radical en la praxis cristiana y en la vivencia comunitaria de la fe, que fue sentido en mayor medida en América Latina, pero que tristemente no llegó a ser comprendido y explicado por todos los religiosos y clérigos, responsables de la formación de sus comunidades; a esta ausencia se sumaría la situación de conflicto vivida por los pueblos latinoamericanos, que significó la perpetuación del retraso doctrinal y el sacrificio de quienes procuraron encarnar el aggiornamento.

La deserción de las comunidades religiosas y de los seminarios, el desvío de causas libertarias y la muerte violenta de importantes testigos del Evangelio como Monseñor Oscar Arnulfo Romero (acaecida el 24 de marzo de 1980 en El Salvador), son efectos anejos del Concilio.

Si el desarrollo del Concilio ya mostraba dos fuerzas en choque entre los sacerdotes conciliares[5] y por extensión entre el clero universal, como lo fueron, de una parte, una minoría marcada por su sensibilidad hacia las necesidades del mundo y en especial la de renovación, abierta al diálogo ecuménico y la postulación de una teología de carácter pastoral sintonizada con la Sagrada Escritura; y de otra parte, un grupo mayoritario, representado principalmente por la Curia Romana, para quienes la conservación integral del “depósito de la fe” era una cuestión vital, sin dejar de lado la estabilidad de la Iglesia, su estructura rigurosamente jerárquica y el carácter monárquico de su constitución; los años que le sucedieron no podrían menos, que reflejar en la Iglesia tal escisión ideológica, con desmedro de la Iglesia misma: no la Iglesia-Cuerpo de Cristo, sino la Iglesia-Institución.

No han sido pocas las reflexiones que en cuarenta años se han dado en torno al rol asumido por la Iglesia posconciliar, algunas retomando postulados como el del sociólogo Max Weber (1958) a quien se atribuye, quizá con ligereza, la afirmación de que la ética protestante ha contribuido al desarrollo y la democracia de los Estados Unidos de América, en tanto que, la ética católica ha perpetuado el subdesarrollo y fomentado la opresión estructural de Latinoamérica.  En alguna ocasión, 20 años después del Concilio, el mismo teólogo conciliar Hans Küng[6], denunció el asocio del Vaticano con la Casa Blanca en sus planteamientos frente a América Latina y la teología de la liberación; muchos de sus aportes críticos referentes al Concilio, han servido como soporte a esta presentación y se encuentran en la primera aparición de sus memorias (2003)[7].

La Iglesia posconciliar, parece haber perdido en su impulso renovador, el espíritu mismo que le movió a renovarse, poniendo entre paréntesis las realidades que ante sus ojos se presentaban y retrayéndose en la nostalgia de las gestas victoriosas de los siglos en los que aún gobernaba el mundo.  Un mensaje de cambio mal leído o mal interpretado, quizá mal presentado, consagra al quijotesco Concilio, como el postrero esfuerzo de una Iglesia[8] terminal, por mostrarse siempre joven y vital,  en su temor a ser sepultada con el fin de siglo.

Dale un chance a la paz (Give peace a chance)

A este punto, bien pudiera parecer que esta disertación se empeña en cuestionar el Concilio, sin siquiera explorar sus documentos, sépase que en el fondo hay un consciente trabajo por leer en la realidad lo que los documentos conciliares pretendían lograr: el “texto” se ha disuelto sin gloria en un contexto que siempre le fue ajeno; quizá fuera diferente de haberse meditado más dos versículos del Evangelio según Mateo[9], que a mi parecer, sintetizan la misión de la Iglesia: “Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.  Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo.  Cada día tiene bastante con su propio mal”. 

Veintiún concilios hablan bien de la Iglesia, el esfuerzo por el ecumenismo no se podía postergar, la apertura a nuevas reflexiones teológicas, era una necesidad, pero la escritura de los documentos vale menos sobre el papel que sobre la realidad; muchos anhelos insatisfechos siguen esperando ser atendidos y la rimbombancia del Concilio ya es sólo el eco enclaustrado de un grito, que por venir de las minorías fue ahogado dejando un leve registro.

Se oye por el contrario, aún con más fuerza la proclama que en 1968 realizara la Iglesia libre de San Francisco en los Estados Unidos de América, y que sin ser parte de un complejo aparato protocolario, pasó de voz a voz y casi 40 años después sigue sonando “nuestro héroe y líder, Jesús el artesano, Jesús el profeta, Jesús el libertador, Jesús el poeta, Jesús Hijo de Dios...”; así como aún se recuerda la causa iniciada por nuestro personaje articulador en diversos momentos de este discurso y que marcó una época dorada, el mismo de “dale un chance a la paz” (Give peace a chance) y de “si tú quieres, ¡la guerra ha terminado!”, John Winston Lennon y que se resume en lograr un mundo mejor, verdaderamente humano que someramente nos lleva a imaginar su más famoso himno, desprovisto de doctrinas y fundamentalismos, cargado de un amor humano de amplitud universal, Imagine[10]:

Imagina que no existe el cielo, es fácil si lo intentas. 
Sin infierno bajo nuestros pies y arriba sólo el aire. 
Imagina toda la gente viviendo el hoy...
Imagina que no existen los países, no es difícil hacerlo. 
Nada por lo que morir o matar y además ninguna religión. 
Imagina toda la gente viviendo la vida en paz...
Imagina que no hay posesiones, una maravilla si puedes. 
No codicia ni hambre, hermandad entre los hombres. 
Imagina toda la gente compartiendo el mundo...
Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único;
espero que un día te unas a nosotros y el mundo vivirá en comunión.

El clamor actual de los pueblos, en particular para América Latina, tras 21 concilios ecuménicos y un extenso Magisterio eclesial, sigue siendo la necesidad de alcanzar la paz, la justicia y la reconciliación, tal clamor supera toda teología, supera toda religión y para el “pueblo de Dios” se constituye en esperanza cuando se vuelven los ojos al Evangelio, palabra que es vida y fuente de ella, que es relato que se sigue cumpliendo, que es anuncio del verdadero aggiornamento, aquél que sólo por la muerte y resurrección de Cristo se sigue logrando, y que permite una vida nueva para la humanidad, llamada desde entonces y con sentido, comunidad

Sean las palabras del Mensaje del  Concilio a la humanidad (8 diciembre 1965) las que cierren esta breve especulación, pero abran el camino al debate, no sobre lo dicho escuetamente, sino lo que aún falta por decir:

Nos parece escuchar alzarse de cada lugar del mundo un inmenso y confuso rumor: la inquietud de todos aquellos que miran hacia el Concilio y nos preguntan con ansiedad: ¿no tenéis una palabra para decirnos?... ¿a nosotros los gobernantes? ... ¿a nosotros intelectuales, trabajadores, artistas?... ¿a nosotras las mujeres?... ¿a nosotros los jóvenes?... ¿a nosotros los enfermos, a nosotros los pobres?  Estas voces no pueden quedarse sin respuesta...






[1] A lo largo de este texto me refiero al Concilio Vaticano II, sencillamente como el Concilio.
[2] Filósofo, estudiante de octavo semestre de la Lic. en teología de la USB, docente en el Centro Camiliano de Humanización y Pastoral de la Salud, profesor de humanidades en el Politécnico UNICAP y profesor de Italiano en la Universidad Nacional de Colombia.
[3] Algunos títulos se corresponden con los de las canciones de The Beatles o de John Lennon.
[4] MARTIN-BARÓ, Ignacio.  Psicología de la liberación.  Trotta: Madrid, 1998. Pp. 206
[5] Cf. ANTONIAZZI, Alberto y JOSE MATOS, Enrique Cristiano.  Cristianismo: 2000 años de caminada.  Paulinas: Bogotá, 1998.
[6] “El cardenal Ratzinger, el papa Wojtyla y el miedo a la libertad” / 2, en El País, 5 de octubre de 1985, P. 32; cita a pie de página de Martín-Baró, Op. cit. Pp. 223.
[7] KÜNG, Hans.  Libertad conquistada.  Memorias.  Trotta: Madrid, 2003.
[8] Me refiero a la Iglesia-institución jerárquica
[9] Mt 6, 33-34 versión de la Biblia de Jerusalén (1998)
[10] Canción grabada en julio de 1971.

jueves, 15 de mayo de 2014

Meretriz

Poseída por el mal recuerdo de su primer amor
buscó incansable en el mercado un fruto que no halló:
un romance intenso que le devolviera el desenfreno,
una caricia insinuante que la desbordara de nuevo.
Voló así su juventud, ausente toda ella de pasión;
se hizo anciana sin haber superado los treinta años,
las arrugas de su corazón, nunca nadie las quitó
y murió así de pena, la meretriz de mi vacía razón.


NFCA/14 mayo 2014

lunes, 19 de agosto de 2013

¿Y qué haces con los brazos cruzados? LEY 9.70 documental Colombia, DESTRUYE 77 MIL KILOS DE ARROZ POR NO SER...

No es de nuestra naturaleza permanecer cruzados de brazos mientras el mundo se desbarata a nuestro alrededor. Luchamos contra Titanes, pero no nos debe desanimar que seamos pocos y pequeños, porque nuestra voluntad es grande y con el tiempo, descubriremos que nuestra lucha habrá tenido sentido.


Es nuestra tarea, como conocedores de estas realidades veladas, mover mentalidades, generar resistencia: pero que no dobleguen nuestro espíritu, pues habríamos perdido la lucha.

Somos sembradores, dejamos la semilla en la mente y el corazón de otros y ésta, con el debido cuidado, fructificará.  Pero se requiere regar constantemente, no cansarnos de remover el terreno, sin violencia, pero con pasión y vehemencia.

No somos sólo individuos cargados de ilusiones perdidas: somos Pueblo, somos Sueños Posibles, somos Lucha, somos UNO. 

Os animo a reaccionar, el tiempo es ahora, la persona indicada para hacerlo: TÚ.





sábado, 24 de marzo de 2012

DESPIERTA PROFETA

La escribí hace pocos minutos, como por "inspiración divina", convencido de la necesidad de que surjan nuevos profetas y los que ya han hecho lo suyo no cesen en su misión y despierten con fuerzas renovadas:

¡Despierta profeta, ponte en marcha,
que tu voz aún no llega
a todos los rincones del alma!

Nuestra tierra latinoamericana
hoy urge nuevos profetas
que asuman el compromiso
de encender otra vez la brasa.
Los que hace años cantaban
reclamando siempre justicia
hoy son voces del pasado
que sólo se oyen en misa.

Por eso te llamo profeta
con una fuerza renovada
a continuar en la lucha
por esta gente callada;
que si no hay uno que grite
no habrá quien hoy conozca
el anuncio de esperanza,
de la Palabra encarnada.

¡Despierta profeta, ponte en marcha,
que tu voz aún no llega
a todos los rincones del alma!

Nuestro pueblo sigue sufriendo
a causa de injusta hambre
por escasez de recursos
que otros han derrochado;
hay lugares donde los niños
olvidaron rondas y juegos
tomaron armas o arados
y un futuro triste obligado.

Los olvidados ya no cantan
porque perdieron la gana
porque en su vida no hay luz
la miseria les apagó su  llama;
en tinieblas se debaten
los que procuran sustento
algunos acuden al delito
otros se acuestan sin nada.

Por eso te llamo profeta
con una fuerza renovada
a continuar en la lucha
por esta gente callada;
que si no hay uno que grite
no habrá quien hoy conozca
el anuncio de esperanza,
de la Palabra encarnada,
la invitación al banquete
el llamado a nacer de nuevo
donde los pobres son herederos
de toda bienaventuranza.

¡Despierta profeta, ponte en marcha,
que tu voz aún no llega
a todos los rincones del alma!

Nelson Fernando Celis Ángel
Marzo 24 de 2012

jueves, 23 de febrero de 2012

Ricardo Vaca - ME GUSTA


Excelente tema de mi amigo el poeta y cantaor Ricardo Vaca.
La producción del video a cargo de mi pupilo Fabián Miranda y su equipo de trabajo.
Los paisajes y ambientes en los que se realizó el video se encuentran en la Localidad Cuarta de San Cristóbal (Bogotá, Colombia)

domingo, 31 de julio de 2011

Mateo 11:25-30

“Donde quiera que haya un Evangelio que se predica unido a la promoción cristiana del hombre, allí surgirán conflictos. Basta una mirada por todo el continente latinoamericano, donde se trata de predicar un Evangelio que reclama un Reino de Dios, más justo ya en esta tierra entre los hombres cristianos, allí surgen los conflictos.”
Monseñor Oscar Romero (Julio 9 de 1978)

  
Te alabo, Padre...
porque tu amor es siempre cuna donde recostamos confiados nuestros desvelos: la fatiga del día y el sueño que es por igual reposo y anhelo; y sabemos que cada amanecer, nos llena de esperanza mirar los grises cerros, que aunque poblados de casas, nos dejan entrever un bullir de hombres y mujeres que descienden y, junto con nosotros, se sienten desde temprano guerreros de una lucha que heredaron, nadie sabe por qué (o quizá sí, aunque se calla), y sin embargo, no rehúyen, pues la han hecho suya con el coraje de héroes heridos que saben que el triunfo no está en derrotar al enemigo, sino en vencer sus propias dificultades y ganar para quienes les siguen un poco más de calidad de vida, un poco más de “comodidad” frente a las carencias cotidianas.

Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...
porque el cielo, tu cielo, no forma ya parte de nuestras fantasías: es una realidad que nos presentas, cuando el horizonte se nos torna oscuro y al bajar la mirada para dejar rodar libres nuestras lágrimas, sentimos una mano apoyada en nuestro hombro, la cálida presencia de un hermano que nos recuerda que no estamos solos y que tú nos amas.  Y si es una sonrisa la que toma posesión de nuestro rostro y levantamos los ojos para sentir la brisa acariciando nuestras mejillas, percibiremos también tu aliento que siempre nos anima y de modo natural, casi en silencio diremos “gracias”. 

Tu cielo es el nuestro, pues sin pedírtelo nos lo regalas, y aunque la tierra sea hoy causa de discordias y algunos pocos se la repartan, despojando a otros de su único medio de sustento, no dudamos que también nos la entregas, nos recuerdas que es nuestra y que debemos luchar para que esté de nuevo bien administrada, aprovechada por todos y por todos cuidada.

Escondiste las cosas de tu reino a los sabios y entendidos, porque sus certezas siempre les resultan suficientes y no hay lugar para la sabiduría eterna en quien no la valora ni en quien se vale de ella para oprimir a los más indefensos; por eso las revelaste a los niños, sabiendo que sólo en un corazón manso y humilde - como el que nos enseñas a cultivar -, pueden revelarse los más grandes misterios.  Y te agradó que fuera así, pues agradable a tus ojos es que vivamos la vida que prometes y la vivamos en abundancia, siendo como niños, sentados en tu regazo, sabiendo que eres nuestro único Padre, aunque esto no lo hayamos descubierto por nosotros mismos, sino porque tu Hijo nos lo quiso revelar: en el Hijo, fuimos hechos hijos; por el Hijo, conocimos al Padre: esto no lo entienden por más que se esfuercen, los que se nutren de su propio conocimiento de las cosas del mundo y no de tu Palabra que es luz y fuente de vida.

Nuestra nación hoy sufre, Señor, porque mientras unos estamos alzando los ojos, las manos, la voz, la mente y el corazón para alabarte, y actuar conforme a tu voluntad, otros empuñan fusiles y disparan contra quienes les reclaman por sus desmanes e incluso contra quienes ni siquiera saben lo que es un arma. 
  
Así es Padre, tu pueblo te sigue con esperanza, pero tras él vienen los violentos con armas, corrupción, engaño, tratando de acabarla.  Sabemos de madres que ya sin fuerzas, agotadas por el extenuante trabajo, ven como se les va la vida sin poder garantizar la subsistencia para sus hijos.  Ancianos que tuvieron que estirarse las arrugas y desencorvar la columna, para asumir el cuidado y la crianza de sus nietos, pues el conflicto armado o las drogas les robaron a sus hijos. Hemos visto llorar mujeres (yo mismo lloré con una la semana pasada en Soacha), porque nunca pudieron, por más que lo intentaron, lograr que sus hijos progresaran y ven que su situación de miseria es la única herencia que les va a tocar.

Hay cuencas de donde ya no fluyen lágrimas y miradas tristes junto a un semáforo, rogando que el sol no se oculte y que en sus bolsillos entre una moneda que no tengan que rendir ante quienes les explotan y utilizan para enriquecerse a expensas de sus carencias.  Hijos tuyos que con necesidad de consuelo, oímos en medio de los ruidos que buscan apagar nuestra alma, tu voz que nos llama para ofrecernos descanso, palabras dulces que al finalizar la jornada, nos devuelven el brillo en la mirada, nos hacen caminar hacia ti, para llevar el yugo que no doblega ni humilla, sino que libera y exalta.

Somos un pueblo que camina contigo: el pueblo que has llamado y al que te revelas; sencillos somos, como niños y nuestra alma inquieta en ti halla reposo.  Nuestra historia de vida, cada historia (la de Eliécer, la Mary, la de Rosalbina, la de Jairo, la de Constanza, la de Shauna, la mía): difícil la mayoría de veces, plena de ti en el tiempo presente, tú la acoges, no para juzgarla, sino para darle sentido en medio del contexto en que has querido gestarla.

Aquí estamos Señor, alabándote junto al Hijo, conscientes de que sólo por Él podemos llegar a conocerte y así amarte y amándote servirte y sirviéndote entregar nuestra vida, aligerada ya la carga, para que otros crean y acojan el anuncio esperanzador que hoy también nosotros hemos acogido y acepten la salvación que por tu gracia, sin merecerla, hemos recibido.

Sí, Padre, porque así te agradó.


lunes, 30 de mayo de 2011

RESISTENCIA

No me resigno a creer

que las palabras que nos excitaban hoy nos generen amargura;
que las fantasías que comenzamos a hacer realidad
se pierdan hoy en el vacío;
que un romance perfecto termine en distancia.

No me resigno a creer
que si superamos juntos los obstáculos para poder encontrarnos,
hoy seamos nosotros mismos quienes los generemos
y que sabiendo que hay motivos para estar juntos
creamos que ya no es posible.

No me resigno a creer
que sin razones de peso y sin oportunidad de dialogar,
se dé por terminado algo que no nos hacía daño,
antes bien, nos procuraba una cuota de inocente felicidad:
la necesaria para ser capaces de enfrentar el mundo.

No me resigno a creer
que todo lo vivido se presente hoy como engaño,
que las sonrisas, caricias, y besos hayan sido fingidos
y que la experiencia de compartir amor sin compromisos
no haya significado para ti más que un juego
en el que el gran perdedor sea mi ilusionado corazón.

Nelson Fernando Celis Ángel
30 de mayo de 2011

miércoles, 18 de mayo de 2011

PREGUNTAS

¿Dónde voló el ave del amor que recorría los bosques que juntos sembramos?
¿Qué fue de las sonrisas que compartimos espontáneas mientras nos mirábamos a los ojos?
¿y ese beso no planeado que me dabas cuando creía que estabas distante: ¡cómo lo deseaba!?
Tengo en mi piel la sensación de tus pequeñas manos bien formadas, delicadas, fuertes:
¿las tendré de nuevo, podré tomarlas sin autorización otra vez sabiendo que no me soltarás?
Mi labio y mi pecho sobrevivieron tus mordiscos y desde entonces desean ser mordidos de nuevo,
¿sucederá?

jueves, 5 de mayo de 2011

Al Diablo

La Compañía Teatral ILOGAN presenta "AL DIABLO" (una tragedia más o menos cómica).

Luego de la gran acogida de "Infidelidad" (2005 y 2009) y de "Ridículos y Abstractos" a finales de 2010, la Compañía Teatral Ilogan le apuesta nuevamente a la Comedia Negra con música en vivo.

Mary está cansada de su esposo Eduardo, porque no le hace el amor, entonces decide venderle el alma al Diablo, para que lo aleje de su vida. Eduardo ama a Mary más que a nada y teme perderla para siempre, entonces decide venderle el alma al Diablo para que no la aleje de su vida. Este enredo llevará a Eduardo y a Mary a situaciones confusas, contradictorias, absurdas y paradójicas, en donde con su principal aliado, el Padre Ananías (un cura pervertido), enfrentarán a LuzBel mismo...

Una esquizofrénica, un obsesivo-compulsivo, un ninfómano y un demonio que se contradice consigo mismo, darán vida a esta tragicomedia de amor, muerte y búsqueda de la moral...

Con la actuación de:

Vanesa Rodríguez
Camilo Amórtegui
Nelson Fernando Celis
Ángela Pineda
Ángel Rivera

Música en Vivo: Jhoan Rivera.

Asistencia técnica de: Fernando Ramos y Claudia López

Escrita y dirigida por Ángel Rivera.

GRAN ESTRENO Mayo, 5, 6 y 7 de 2011.
TEATRO TECAL Calle 13 No. 2-70 /
Bogotá, Colombia7.00 p.m.
Bono de Apoyo: $15000.